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LA "CUESTIÓN SOCIAL AGRARIA"
Y LA POLÍTICA DE COLONIZACIÓN
(PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX)
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En esta tercera etapa, la política colonizadora de la primera mitad
del siglo XX se verá afectada también por el protagonismo
que empieza a adquirir la "cuestión social agraria",
es decir, el creciente malestar y capacidad de protesta de las clases
jornaleras y la conflictividad en el campo, a la vez que el acceso a la
propiedad de estas clases y la constitución de patrimonios familiares
se convierte en uno de los objetivos principales de los diferentes reformismos
agrarios y con ello la cuestión (de la desigual distribución)
de la propiedad como un obstáculo al desarrollo de la agricultura
española.
Ante este problema, se irán difiniendo dos formas
de entender la reforma agraria que se constituirán como los polos
en los que se mueven todos los proyectos reformadores en la agricultura:
una, de carácter más técnico y económico;
otra de carácter más político y social. El primero
se basa sobre todo en la reforma de la infraestrucra agraria como medio
para constituir nuevos tipos de explotaciones. El segundo, se basa sobre
todo en la intervención sobre la (gran) propiedad para su parcelación
y distribución ("reparto") entre las clases jornaleras
y el pequeño campesinado.
La política de colonización se situará
entre ambas, más cerca de la primera que de la segunda, respecto
a la cual se presenta muchas veces como alternativa.
"Únicamente interesando en la tierra al agricultor, puede
éste ver despertar en su ánimo todos los sentimientos de
nobleza de alma, de serenidad de espíritu, de amor al trabajo y
de persistencia en la estabilidad y orden social, que la posesión
de un trozo de tierra despierta en quienes antes vivieran sin reflexionar
ni discurrir, a merced del embate de una predicación disolvente
o de una exaltación virulenta".
(Vizconde Eza, 1919)
Texto: Cristóbal Gómez Benito
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