POLÍTICA HIDRÁULICA Y COLONIZACIÓN
EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX


La política hidráulica se convierte en un reclamo común desde los años ochenta del siglo XIX, cuando Joaquín Costa la enuncia por primera vez en los Congresos de Agricultores y Ganaderos de 1880 y 1881, pero como eslogan político y objetivo programático se populariza con las campañas de la Cámara Agrícola del Alto Aragón, lideradas por Costa, el cual hace de la política hidráulica el principal instrumento de su programa de desarrollo agrario nacional:

"Política hidráulica es una expresión sublimada de la política agraria, y generalizando más, de la política económica de la Nación..." .

Sin embargo, las principales iniciativas legales y realizaciones se desarrollarán durante el siglo XX.

A partir de las ideas costistas y de los regeneracionistas, la política hidráulica se plantea como acción directa del Estado, el cual asume la realización de las grandes infraestructuras hidráulicas (hasta entonces dependientes de la iniciativa privada) e intervenciones territoriales, y se plantea su vinculación a proyectos colonizadores diversos (parcelaciones y asentamientos de colonos), es decir, a algún tipo de intervención en la propiedad de la tierra, para lograr una mejor distribución de la misma. Al mismo tiempo, va tomando un claro carácter de planificación integral del territorio.

Sin embargo, la política hidráulica no tiene una orientación unitaria. Mientras que para unos, se plantea sólo como una "política de obras", para otros se plantea como una "política de riegos" con un marcado fin social, más o menos radical, como vía pequeño-campesina de desarrollo agrario (en el caso de Costa).

"Nada hay que amarre tanto a la familia a la tierra como la propiedad misma. Es para ella lo que la raiz para el árbol. Lejos de ser la causa de despoblación es la mejor cadena que la sujeta al campo, es el recurso colonizador por excelencia."
"Las grandes obras de irrigación existentes, la que se están construyendo y las en proyecto no sólo son poderosas fuerzas de colonización, lo son también de desconcentración de la propiedad"
(Severino Aznar, 1930)



 

Texto: Cristóbal Gómez Benito