Inicialmente la política de colonización, además del rechazo de la reforma agraria y de los valores y planteamientos políticos que la sustentaban, se encuadra en el contexto de nacionalismo económico y de autarquía que caracterizarán a la economía española entre 1939 y -sobre todo- 1951, a la vez que se expresa en un discurso retórico agrarista y de exaltación del campesinado propietario, el cual dice pretender la solución de los problemas estructurales del campo español: [la creación del nuevo orden agrario supondría]
"la transformación total y radical del sistema de vida en
el campo, sin que por eso se pierdan ni se desdibujen siquiera las características
de la robusta personalidad del campesino español, ángel
custodio, centinela alerta, guerrillero audaz en la defensa a sangre y
fuego de las viejas virtudes de la raza" Texto: Cristóbal Gómez Benito |