La nueva legislación colonizadora se orienta hacia un mayor protagonismo de la iniciativa privada y mayor atención al aumento de la productividad de los terrenos y los resultados económicos que a los fines sociales. Cambia el significado del término colonia
y del verbo colonizar. Colonia designa entonces "granja-modelo",
como conjunto de asentamiento formado por una gran explotación
capitalista, los edificios funcionales y las casas de los colonos, que
son asalariados o aparceros de la empresa. La estructura edificatoria
de estas colonias es, por lo común, cerrada, y el referente canónico
es la factoría fabril. Esta estructura expresa un esquema acabado
de organización funcional y disciplinaria del trabajo de la hacienda
y el objetivo es eminentemente productivista y lucrativo. El proyecto
colonizador es una inciativa privada, apoyada por el Estado. El ideal
ruralista es la dispersión de grandes haciendas capitalistas funcionalmente
autónomas, en las que los trabajadores forman una comunidad por
su vinculación a, y su residencia en, la hacienda, y no por su
vinculación a ninguna entidad territorial de carácter local.
Este ideal ruralista se distancia de lo urbano.
Texto: Cristóbal Gómez Benito |