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 La expresión más destacada de esta reforma económica y social es la política de colonización, que se convierte en el elemento central de aquella. Durante los años de la guerra y los inmediatos de la postguerra se van diseñando las líneas maestras de esta política, dotándosela de un corpus doctrinal que la presenta como la superación de la reforma agraria clásica. La necesidad de conciliar los intereses de la 
        gran propiedad y la solución de los graves problemas económicos 
        y sociales del campo español, así como el de aumentar la 
        producción agraria nacional, devastada por la guerra civil, se 
        resuelve en la transformación en regadío de grandes zonas 
        regables, como medio de legitimar la adquisición de tierras por 
        el Estado para su distribución entre los colonos instalados en 
        dichas zonas, respetando el derecho de propiedad. De este modo, los regadíos 
        se constituyen en la "clave fundamental de la nueva reforma", 
        en la "verdadera transformación revolucionaria" que puede 
        hacerse del campo español.  
 
 
 Texto: Cristóbal Gómez Benito |